martes, 4 de octubre de 2011

CAPÍTULO 5: LA TEORÍA DE LA COMPLEJIDAD APLICADA A LOS PROBLEMAS SOCIALES

Si a estas alturas podemos estar de acuerdo con que “los problemas complejos no pueden ser resueltos en el mismo nivel de pensamiento que se tenía cuando se crearon”, entonces el gran reto es proponer la nueva forma de resolverlos.

En ese sentido, resultaría válido preguntarnos, ¿cuáles serían las nuevas estrategias, metodologías y herramientas que nos permitan resolver en forma eficiente y sostenible los problemas complejos sabiendo que estos son causado por un conjunto de múltiples y diversos determinantes también complejos e interrelacionados entre sí? Pues la respuesta pareciera que solo puede ser hallada si concebimos un nuevo paradigma de intervención que nos plantee una nueva forma de resolver los problemas dentro de su propia complejidad.

Para ello, el explorar el conocimiento existente en cuanto a la complejidad de los problemas, nos hizo revisar la Teoría de la Complejidad[1] desarrollada por el filósofo francés Edgar Morin.

En cuanto a la Teoría o Paradigma de la Complejidad, Morin sustenta que todas las relaciones e interacciones que se dan en el universo y los subsistemas que lo componen son procesos ambivalentes o ambiguos, independientes y dependientes, ordenados y desordenados, simples y complejos, integrados y desintegrados, aleatorios y no aleatorios, armónicos y no armónicos, etc. Por lo que establece que la aceptación de la complejidad es la aceptación de todas estas contradicciones y las paradojas y principios que la gobiernan.

Entre las principales paradojas que hay que tener en cuenta para entender el paradigma de la complejidad, según Morin, están las de orden y desorden; autonomía; complejidad y completud; razón, racionalidad y racionalización, los cuales pasaremos a resumir y traducir en ejemplos aplicados al campo social.

Orden y desorden
Este concepto establece la co-existencia en el universo, de fenómenos ordenados (organizados y estructurados) junto con fenómenos desordenados (desorganizados, caóticos o aleatorios) los cuales son complementarios y forman parte de un mismo proceso continuo. En otras palabras, existen procesos donde el orden y el desorden cooperan para organizar las estructuras o subsistemas del universo.

Un ejemplo de ello es una empresa que busca organizarse de la mejor manera para desarrollar sus procesos del modo más eficiente y ordenado, sin embargo, al interior de ella coexisten procesos informales o desorganizados que también contribuyen a la organización de la misma, que de no existir conducirían a la desorganización de la propia empresa, lo cual se podría dar por ejemplo, por los problemas mentales y sociales que sus trabajadores tendrían por el hecho de no poder expresar su espontaneidad e informalidad dentro de la misma.
   
Auto-organización, autonomía y dependencia
Bajo estos conceptos, Morin establece que los subsistemas biológicos y sociales crean sus propios determinantes y sus propias finalidades (auto-organización) como sujetos singulares o independientes (autonomía) que a su vez dependen de otros determinantes o subsistemas (dependencia) para existir y desarrollar.

Un ejemplo de ello somos todas las personas, que para poder auto-organizarnos o desarrollarnos como sujetos con identidad y autonomía, dependemos de condiciones genéticas, culturales y sociales que nos permitan a su vez auto-organizarnos, ser nosotros mismos y ejercer nuestra propia autonomía. En este sentido, por ejemplo, la existencia de una cultura asistencialista o paternalista limitaría la existencia de este tipo de procesos en las personas, con las consiguientes repercusiones en su desarrollo.

Complejidad y completud
En forma complementaria al concepto de la complejidad, definida como la existencia de contradicciones y ambigüedades en el universo, la completud o complicación” definida por Morin se refiere a la forma como las personas interpretamos la complejidad. Mientras la complejidad nos permite afirmar que todos los procesos en la vida son ambiguos, multidimensionales e interdependientes, la completud nos permite comprender que jamás podremos escapar a la incertidumbre y tener un conocimiento total de lo que ocurre detrás de todos los fenómenos de la realidad.  

Dicho en otras palabras, la completud es el nivel de conciencia que tenemos los seres humanos de la complejidad. Cuanto mayor sea nuestro nivel de completud, mayor será nuestra capacidad de entender y tolerar las contradicciones, y por lo tanto dejar de catalogar como error o accidente aquello que sucede sin aparente explicación y que no comprendemos.

La paradoja de la completud aplicada al campo social se manifiesta justamente en la forma como venimos interpretando actualmente la complejidad de los problemas sociales, interpretación que a todas luces es reduccionista, lo que se traduce en la implementación de estrategias y metodologías simplistas (marco lógico, enfoque de riesgo, mercadeo social, sensibilización, asistencia técnica, etc.).

Razón, racionalidad y racionalización
Según Morin, la razón corresponde a la voluntad lógica que tenemos los seres humanos de querer tener una visión coherente de los fenómenos y las cosas del universo, mientras que la racionalidad se refiere a la forma como aplicamos nuestra razón o lógica en el mundo real, y que cuando la realidad no está de acuerdo con nuestra razón, debemos admitir que nuestro sistema lógico es insuficiente.

En cambio, la racionalización es el hecho de querer encerrar la realidad dentro de un sistema lógico o coherente (paradigma), y por lo tanto todo hecho que contradice en la realidad a ese sistema coherente, es descartado, olvidado o puesto al margen y visto como un accidente, una ilusión o algo solo aparente.

Un ejemplo al respecto, es la forma como muchos emprendedores diseñamos (razonamos) los programas o proyectos sociales, donde a través de un “enfoque de marco lógico” interpretamos con racionalidad los fenómenos que suceden detrás de un determinado problema con el fin de darle solución. Es al momento de implementar el proyecto que muchas veces nos aferramos al marco lógico propuesto, racionalizando así la realidad, y por ende solo logramos implementar acciones sin lograr los resultados previstos que supuestamente se deberían haber dado como consecuencia lógica de nuestra razón y racionalidad.  

Finalmente, con el objetivo de abordar la complejidad de la realidad, y con el propósito de englobar e interrelacionar los conceptos arriba expresados, Morin establece tres principios que rigen este nuevo paradigma:

El principio dialógico
Este principio sustenta la existencia de la dualidad o antagonismo como parte de la propia unidad de las estructuras y procesos de la realidad compleja. Un ejemplo mencionado al respecto es la presencia de la organización formal y la informalidad (desorganización) dentro de una empresa, el cual fue mencionado como parte del concepto de orden y desorden que existe como parte de la complejidad.

A través de este principio, se comprende la coexistencia de una diversidad de aspectos duales al interior de una familia u organización social, al igual que la diversidad de caracteres, pensamientos, actitudes y comportamientos de las personas, que siempre generan tanto sinergias como antagonismos en la vida diaria.  

El principio de recursividad
Al igual que en la Teoría de Sistemas, este principio se refiera a que tanto los organismos vivientes como las organizaciones sociales son sistemas producidos por las interacciones de las células o individuos que las conforman, y que estos sistemas una vez producidos, retro actúan sobre sus propias células o individuos y los reproducen o desarrollan.

Es así que, la autonomía de los seres humanos conlleva a la existencia de diversas sociedades, culturas, lenguajes y saberes adquiridos. Esta diversidad a su vez , es algo que nos permite ser capaces de ejercer nuestra autonomía y lograr nuestro desarrollo. Igualmente, una célula no podría vivir y desarrollarse si no formara parte del organismo vivo que la conforma, y a su vez este organismo vivo no podría existir si no existieran las células que lo conforman.

Por ello Morin demuestra que la recursividad es una idea que rompe con la línea de causa-efecto, considerando que en la realidad compleja, todo lo que es producido revierte sobre aquello que lo ha producido en un ciclo en sí mismo auto-constitutivo, auto-organizador y auto-productor.

Un ejemplo de recursividad en el campo social es la cultura asistencialista o paternalista producida a través de programas o proyectos sociales clásicos, la que produce individuos o beneficiarios dependientes de asistencia los cuales la demandan en todo momento. Esto hace que el asistencialismo se convierta en una necesidad sentida que promueve la existencia de más programas asistencialistas, creándose así una cultura asistencialista sostenida tanto por los propios emprendedores sociales como por la población.

El principio hologramático
Un holograma físico es aquel donde el menor punto de la imagen de un objeto contiene casi la totalidad de la información del objeto representado. Es decir el principio hologramático afirma que no solamente la parte está en el todo, sino el todo está en la parte.

Este principio, según Morin, está presente en la realidad compleja del mundo biológico y social. En el campo biológico, es bien conocido que una sola célula de cualquier órgano que forma parte de un organismo vivo contiene la información genética tanto del propio órgano como de todo el organismo, siendo el ADN, hasta donde podríamos inferir, el menor punto de la imagen holográmatica de la célula y del organismo o sistema en su conjunto.

En el campo social, el principio hologramático va más allá del reduccionismo expresado en quienes solo queremos ver la realidad social a través de algunas de las partes o determinantes que la conforman y producen, y también supera al concepto del holismo que solo nos permite ver a la sociedad como un todo, producto de la suma e interacción entre todas las partes que la constituyen.

En conclusión, el principio hologramático junto con el principio de la recursividad y la dialógica nos abren las puertas hacia un nuevo paradigma que establece que podemos llegar a transformar el todo a través de las partes y las partes a través del todo. De allí que Morin afirma que la idea hologramática está ligada a la idea recursiva y esta a su vez a la idea dialógica, como parte de una realidad sistémica cambiante, que se representa, reproduce, retroalimenta y auto regula en sí misma.

Dicho en otras palabras dentro del campo del desarrollo social, debemos ser capaces de implementar una nueva estrategia que permita que cada una de las partes (personas) de nuestro sistema (sociedad) tenga el suficiente poder de implementar sus propios procesos de desarrollo y solución de sus propios problemas (autorregulación) en forma autónoma y dialógica, teniendo conciencia de que forma parte sinérgica de un holograma social mundial que contribuye a desarrollar y que este a su vez es recursivo con sus propios intereses o procesos desarrollo.

Pues bien, antes de entrar a definir la estrategia de implementación de un nuevo paradigma de desarrollo social, es necesario que analicemos la teoría del caos de forma aplicada para este fin.   


[1] Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo.(España:Ed. Gedisa, 1998).

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