martes, 4 de octubre de 2011

CAPÍTULO 3: LA NECESIDAD DE UN NUEVO PARADIGMA PARA EL ABORDAJE DE LOS PROBLEMAS SOCIALES

Uno de los aspectos principales a considerar para construir un nuevo paradigma para el abordaje de los problemas sociales, es el hecho de aceptar que estos problemas son sumamente complejos, y por ende aceptar que no solamente son problemas sociales. En este sentido, el revisar estudios o teorías existentes acerca de la forma de entender y abordar los problemas complejos, es una buena manera de explorar nuevas formas de resolver estos problemas, más allá de lo que hemos venimos haciendo hasta el momento.

Al respecto, uno de los aportes más sólidos en este campo y que aporta a la construcción del nuevo paradigma, es una de las conclusiones establecidas por uno de los más connotados científicos de la humanidad, Albert Einstein, autor de la “Teoría de la Relatividad”, quien en una de sus afirmaciones aplicadas a nuestro campo social dice: Los problemas complejos no pueden ser resueltos en el mismo nivel de pensamiento que teníamos al momento que los creamos.

Si hacemos un análisis profundo de esta afirmación, nos damos cuenta de lo sorprendente que resulta para evaluar la forma como venimos abordando los problemas sociales, y para ilustrarlo a manera de ejemplo, hagamos un simple análisis de la forma como por décadas hemos venido abordando la solución del problema de la desnutrición crónica infantil, problema el cual es obviamente complejo.

Si empezamos por identificar la forma como se crea este problema, resulta común concluir que un niño llega a tener desnutrición crónica, en su mayoría, por la falta de un adecuado aporte nutricional desde su formación en el vientre materno o en sus primeras etapas de vida. Por ello, resulta hasta lógico aceptar que un buen programa o proyecto para disminuir la desnutrición crónica en nuestros niños sea una mezcla de actividades que por un lado garanticen su seguridad alimentaria, y por otro lado, un conjunto de actividades informativas o de capacitación, especialmente a las madres, para que estas se alimenten adecuadamente, den de lactar en forma exclusiva, y preparen los alimentos en forma balanceada y se los den a sus niños en la frecuencia y cantidad adecuada.

A la luz de los resultados logrados en cuanto a la disminución de la desnutrición crónica infantil en el mundo, podemos afirmar que este tipo de estrategia para resolver un problema complejo, abordando las causas primarias que lo crearon, pudo haber tenido sus resultados para haberla disminuido durante sus primeras décadas de implementación, sin embargo, durante las dos últimas décadas, observamos que la desnutrición crónica se mantiene en el mismo nivel o ha disminuido tan solo unos puntos porcentuales según los estimados más auspiciosos.

Es en este punto donde observamos que el clásico paradigma de querer resolver un problema complejo “en el mismo nivel de pensamiento que teníamos cuando este se creó” tiene su límite de efectividad, y que continuar con estrategias de ese tipo sólo sirve para invertir recursos y esfuerzos en algo que ya no puede terminar de resolver un problema, que a todas luces por su naturaleza es complejo.

Y es cierto, si analizamos por qué la desnutrición crónica infantil es un problema complejo difícil de resolver, observamos que éste es a su vez consecuencia y causa de determinantes individuales (bajo peso al nacer, diarreas e infecciones respiratorias frecuentes en los niños que la adolecen, estado nutricional de la madre, etc.), económicos (pobreza, inequidad, postración, exclusión del mercado, etc.), políticos (corrupción en los programas alimentarios, asistencialismo social, etc.), sociales (abandono infantil, alcoholismo, migración, analfabetismo, discriminación, inequidad de género, etc.), culturales (machismo, costumbres alimentarias, etc.), ambientales (saneamiento básico inadecuado, agua y alimentos contaminados, etc.), por citar unos cuantos, factores que están totalmente interrelacionados y que interactúan entre sí haciendo que el problema de la desnutrición crónica infantil se mantenga.

Por ello, es absurdo pensar que todos estos factores pueden ser abordados desde la óptica simplista de un “Enfoque de Marco Lógico[1]” y que promoviendo la seguridad alimentaria, la lactancia materna, brindando información y capacitando a las madres a través de algún programa o proyecto de lucha contra la desnutrición, vayamos a lograr niveles de desnutrición cercanos a cero.

Pues bien, también podríamos caer en el simplismo teórico de pensar que un programa o proyecto contra la desnutrición infantil debería abordar directamente todos los factores posibles relacionados con este problema para así garantizar su efectividad y lograr que ningún niño en nuestro planeta esté desnutrido.

Es así que la idea de implementar un programa o proyecto único que trate de abordar directamente la mayoría de determinantes de un problema no solo adolece de factibilidad por la ingente cantidad de recursos que insumiría, sino también por la propia complejidad de este tipo de proyecto holístico de poder lidiar con cada uno de los factores que determinan el problema. Para ello, debería crearse  un mega proyecto o programa expansivo con múltiples problemas por resolver con la necesidad de implementar una diversidad de estrategias de solución por cada problema, que en nuestro actual paradigma, y capacidad de gestión, sería inviable implementarlo.

Por esta razón, todavía se mantiene vigente también el actual paradigma de vernos obligados a priorizar algunos problemas o determinantes clave, y como consecuencia en el mejor de los casos, el ampliar nuestro programa o proyecto para el abordaje de los principales problemas o principales determinantes o factores de riesgo relacionados con el problema complejo que queremos ayudar a resolver. En el caso de nuestro ejemplo sobre el problema de la desnutrición crónica infantil, podría ser ampliar el proyecto hacia la mejora del acceso a los servicios de salud y educación de los beneficiarios, y en el mejor de los casos, brindar un subsidio económico adicional a las familias que lo requieran; estrategias que algunos programas sociales ya han implementando en forma ampliada, pero sin poder lograr el resultado deseado, que es lograr realmente erradicar la desnutrición infantil como su meta principal.

Sin embargo, debemos aceptar que es cierto que cuanto mayor sea la variedad de determinantes que un programa o proyecto pueda abordar, mayor podrá ser la posibilidad de atenuar el problema complejo que se quiere resolver. Sin embargo, ello no nos garantiza que la solución o la tendencia de solución sea sostenible, y que, al finalizar el programa o proyecto, el problema complejo vuelva a recrudecer en algún nivel. Esto, debido a que la variedad de determinantes relacionados con problema que queremos resolver seguirán existiendo y actuando día a día, más allá de lo que haya podido lograr el programa o proyecto en su momento cuando se disponía de recursos, generándose así el clásico problema de falta de sostenibilidad de los proyectos.

[1] El enfoque de marco lógico (EML) es una herramienta analítica desarrollada, por la agencia de cooperación de Alemania (GTZ) en los años 1970, para la planificación de la gestión de proyectos, que posteriormente fue adoptado con algunas modificaciones por muchas agencias de cooperación internacional. En el EML se considera que para la solución de un problema se debe intervenir en el conjunto de acontecimientos causa-efecto que lo originan. Para mayor detalle de esta metodología dirigirse a: http://preval.org/files/00423.pdf



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